LA SOMBRA, SUEÑOS LEJANOS.
Era la sombra.
Creo recordar que desde la
primera vez que la ví a través de mi ventana quede hipnotizado por
sus delicados movimientos, parecía formar parte de la noche, me
encantaba mirarla y ver como se camuflaba entre las luces de la
oscuridad.
Tengo que admitir que aún
recuerdo aquellos 365 días que me asomaba a la ventana, esperando a
que aquel fantasma inundara las calles con su presencia y escuchar su
vestido negro arrastrandose, bajo la soledad del lugar.
Siempre me quedaba
paralizado mirando aquella sombra que parecia irreal, era como un
producto de la imaginación pero era tan débil que pensaba que si la
acariciaba se desvanecería entre mis manos.
Otras veces me gustaba
soñar con su rostro invisible, intentando adivinar si tendria la
misma mirada de la noche, del otoño o si sus ojos serían dos
profundos océanos claros.
Cuando en invierno llovía
parecía flotar entre las lágrimas del cielo y la tormenta era lo
suficiente fuerte para derribar aquella criatura, que nunca me
miraba, que nunca se daba cuenta de mi.
Mis días se basaban en
esperar.
En esperar a las 12 de la
noche ,la hora por la que pasaba cerca de mi casa, sólo sabia mirar
y sacar un montón de hipotesis que no era capaz de encontrar.
Era un espejismo que de
alguna manera me robo el corazón y el alma.
Ojala algún día se
hubiera mirado hacia mi ventana, como nunca lo hizo, así hoy
podría creer que los sueños aún tienen una esperanza en su
interior.
P.D: Esto fue rescatado de una especie de historia que escribí.
Esta parte creo que es una de mis preferidas y he querido compartirla con vosotros.
Cuando retoque y rectifique algunas cosas, podreís disfrutar de la historia completa.
¡Un gran beso a mis lectores!